Descripción

Un día salimos de excursión por la orilla del río Miño, desde su nacimiento en el Pedregal de Irimia hasta la desembocadura en el inmenso Atlántico.

Cuando paramos a la sombra sombra de un árbol para reponer fuerzas con una empanada de maiz y queso ahumado, nos dimos cuenta de lo hermoso que era aquel lugar.

A lo lejos, la sierra de Meira; más cerca, un terreo bajo, amplio y fértil al lado del río: A Veiga (La Vega). Yo no sé que pasó, pero de repente sentimos que aquel era nuestro lugar.

Con mucho respeto hacia el entorno, decidimos cultivar allí nuestra nueva huerta. Preparamos el terreno, regamos usando solo el agua necesaria para que el río no se seque; sembramos con cuidado las primeras hojas para que no las coman los ratones, caracoles y babosas; y después esperamos.

Un día todo florece, maduró y patatas, grelos, tomates y zanahorias estaban listos para ser recogidos. La cosecha no era muy grande, pero suficiente para nuestra familia.

Finalidad del juego:

El juego consiste en regar, cultivar, esperar a que crezcan y, finalmente, recoger los productos de la huerta: zanahorias, grelos, tomates y patatas. Sin embargo, hace falta hacerlo antes de que los coman los animales y sin que el río se seque.

Todos los jugadores irán en el mismo equipo y tendrán que tomar decisiones a lo largo de la partida sobre el uso del agua o el momento idóneo para cultivar, recoger… Decisiones fáciles pero muy importantes.

Número de xogadores: no está limitado, hay un único equipo.

Objetivos del juego:

• Mejora la psicomotricidad fina.
• Inicio a los juegos de mesa (reglas comunes, respeto de los turnos, asociación dado – acción)
•  Juego colectivo en el que todos juegan en el mismo equipo.
• Aprendizaje de la toma de decisiones en grupo y la planificación de las acciones.