Descripción
Educar en el asombro es un libro que humaniza la infancia y el proceso educativo desde el apego y el respeto por su esencia.
Hace también que los adultos nos centremos en lo que de verdad importa para sacar lo mejor de los peques, acompañándolos en la aventura maravillosa de descubrir el mundo por primera vez.
¿Cómo lograr que un niño, y luego un adolescente, sea capaz de estar quieto observando con calma a su alrededor, capaz de esperar antes de tener, capaz de pensar, con motivación para aprender sin miedo al esfuerzo?
Niñas y niños crecen en un entorno cada vez más frenético y exigente que, por un lado, ha hecho la tarea de educar más compleja, y, por otro, los ha alejado de lo esencial. Para su éxito futuro vemos necesario programarlos para un sinfín de actividades que los están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza.
Su vida se ha convertido en una verdadera carrera para saltar etapas, lo que les aleja cada vez más de su propia naturaleza. Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo, adentrarse en la realidad.
Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas, las estridentes pantallas saturan sus sentidos e interrumpan el aprendizaje lento de todo lo maravilloso que hay que descubrir por primera vez.
Educar en el asombro es replantear el aprendizaje como un viaje que nace desde el interior de la persona, una aventura maravillosa facilitada por una consideración profunda de lo que reclama la naturaleza del niño, como el respeto por su inocencia, sus ritmos, su sentido del misterio y su sed de belleza.
¿Qué es el asombro?
El asombro es el deseo para el conocimiento, es decir, aquello que nos hace interesarnos en conocer, aprender o explorar. Es “una emoción de trascendencia personal, un sentimiento de admiración y de elevación frente a algo que supera a uno (…) una experiencia que hace que uno pare para pensar”.
“El sentido del asombro del niño es lo que le lleva a descubrir el mundo. Es la motivación interna del niño, su estimulación temprana natural. Las cosas pequeñas que mueven al niño a aprender, a satisfacer su curiosidad…”
Así pues, nos dice la autora, el asombro tiene un papel clave en el desarrollo del niño y perderlo en su infancia puede perjudicarlo. Hoy en día, nos toca educar en un mundo frenético e hiperexigente, como dice la cinta inferior de la portada del libro, que sobreestimula los sentidos y minimiza o anula el mecanismo innato del asombro en los niños.
En este sentido, en el libro se advierte sobre el peligro de la sobreesetimulación. Y es que los niños, y en general cualquier persona con exceso de estímulos, entra en un círculo vicioso en el que buscará entretenimiento y sensaciones cada vez más intensas que le motiven.
Un niño que pierde esa capacidad de asombro pierde también, de alguna manera, parte de su infancia.